Comparto las primeras notas sobre cómo voy
pudiendo –o no- apropiarme de este espacio virtual y convertirlo en un lugar de
reunión.
En principio, no pude escuchar la consigna
clara de que los textos pedidos eran cortos y podían ser tentativos. Todavía
sigo reescribiendo frases para desarrollar ideas en un archivo de texto, bien
guardado en alguna carpeta ad hoc. Por otro lado, ser generadora de contenido
suena a algo muy consistente. Ante la pregunta: ¿cuál es el contenido que estoy creando? todo aporte se me antoja
demasiado leve. Por último, la percepción
de estar “entre muchos”, esa multitud con la que se va generando una extraña
vivencia de conexión desde el casi anonimato, me genera algo así como hormigas…
en el estómago.
La construcción de
una identidad como autor, puntea Tíscar Lara (http://www.slideshare.net/tiscar/uso-educativo-de-los-blogs ), es
un proceso que se encuentra con distintas resistencias. Nombra el miedo a ser
plagiado, el elitismo científico y el descrédito en la red. Agregaría otras más
llanas: la vergüenza de pensar en voz alta, la adrenalina de estar creando una
voz propia que puede tener ecos incontrolables.
Un cambio en la forma de preguntar sobre
cómo estar aquí surgió a partir de escuchar la conferencia de Hernán Casciari (http://vimeo.com/2660151),
en la que contrapone la subjetividad del bloggero
como aquél que usa la herramienta porque existe, sin tener claro para qué, con
la de aquellos otros que usan el blog como herramienta de trabajo, que se
definen por otras identidades –me gusta el plural en este punto-. Entonces,
ahora me pregunto: ¿Qué tengo para decir? ¿Qué me apasiona o me obsesiona un poco, como dice el
conferencista?
Sin ánimo de generalizar, me parece que algo
de esta tensión voy a tener que considerar a la hora de proponer en el aula un
blog como lugar para convertirse en escritor/autor. Una estudiante
universitaria compartió esta semana la siguiente situación, que viene a cuento
si estoy pensando sobre cómo habilitar el espacio de ensayo para iniciar el
viaje de construir la voz propia:
“… me decía una compañera una vez, sobre que ella leía diferentes autores pero que nunca había pensado la posibilidad de que ella misma alguna vez podía ser productora de uno, poder producir nuevos conocimientos, nuevas situaciones que generen reflexión. Tal vez porque esta instalado el acudir a la institución educativa para “ser iluminado” por el saber de otro que en realidad representaría simplemente un punto de vista.”
Y pongo a disposición un textito que me dio fuerzas
a mí para empezar a probar:
"El poema siempre es provisorio y variable. Baudelaire afirmó paradójicamente que corregir es más importante que hacer. Desde el comienzo del poema, hasta su aparente final, que no existe. Ningún poeta puede olvidar las infinitas variaciones posibles de su poema, ni tampoco el extremo cuidado que exige cualquier corrección. Bajo este ángulo se comprende la arriesgada hipótesis de Valéry: publicar las diversas versiones de cada poema. Pero, como ocurre con todo, para seguir adelante hay que elegir una de esas variaciones, que hasta puede en algún caso no ser la mejor."
Roberto Juarroz
Fragmentos verticales, Casi razón, 202